Si te muerdes las uñas, ya sabes lo que sufren los dedos. ¿Pero sabías que este mal hábito puede tener consecuencias desastrosas también para los dientes, las encías y otras partes del organismo?

Morder las uñas de forma compulsiva es una práctica muy extendida. En momentos de nerviosismo, mucha gente se lleva los dedos a la boca como remedio para calmar la ansiedad momentáneamente. Se calcula que hasta un 45% de los niños suelen actuar de esta manera y al menos un 10% de los adultos.

Pero las personas que tienen esta costumbre no suelen darse cuenta de lo que están haciendo hasta que sienten dolor en la zona que rodea la uña. Y rara vez se percatan del daño que le están causando a la boca y al aparato digestivo en general.

Consecuencias de morderse las uñas

Los médicos denominan a este hábito onicofagia y para ellos no es una cuestión baladí, ni mucho menos. Odontólogos y estomatólogos alertamos sobre las consecuencias que puede acarrear morderse las uñas de manera consciente o inconsciente.

Desgaste en los dientes

Las uñas son un material bastante duro, lo que contribuye a un deterioro significativo del esmalte dental. No es nada extraño que los incisivos de las personas que se muerden las uñas presenten zonas donde falta el esmalte o se ha vuelto más fino. Esto se debe a los microtraumatismos que causa la mordida y provoca que las piezas dentales afectadas se debiliten.

Otra consecuencia es el apiñamiento de los dientes. Y es que la presión de los dedos, unida a la fuerza de la mordida, hace que las piezas se vayan desplazando paulatinamente.

Dificultades en la masticación

Mordisquear las uñas no solo causa problemas en las piezas dentales. Esta costumbre también está asociada a ciertos problemas mandibulares.

Al forzarse tanto la posición de la mandíbula inferior para poder morder en zonas de difícil acceso, la articulación de esta se ve alterada. El resultado es una creciente dificultad para la correcta masticación de los alimentos. Además, es bastante habitual que se produzcan ruidos al masticar, e incluso dolor.

Halitosis

El hábito de morder las uñas constantemente conlleva también una transferencia de los microorganismos que crecen bajo estas a otras partes de la boca, como la lengua o las encías. En estos sitios, los patógenos encuentran un lugar cálido y húmedo, ideal para desarrollarse.

Por supuesto, la proliferación de bacterias puede dar lugar a la aparición de úlceras y otro tipo de infecciones en las encías o los tejidos blandos de la boca. Pero, incluso si esto no llega a producirse, lo que es seguro es que será el origen de lo que se conoce como mal aliento. En términos médicos, halitosis.

Problemas intestinales

Los gérmenes no siempre permanecen en la boca. Es fácil que pasen de ahí a otras partes del aparato digestivo, como los intestinos. Allí también se dan las condiciones idóneas para que sigan desarrollándose. Por eso, no es infrecuente que las personas con onicofagia presenten también parásitos intestinales. Sobre todo, en el caso de los niños.

Ya ves que las consecuencias de morderse las uñas van más allá del efecto antiestético que este mal hábito provoca en los dedos. A la boca y al resto del aparato digestivo tampoco les sienta nada bien.

Desde la deformación del paladar o la arcada dentaria hasta la aparición de gingivitis, son muchos los problemas bucodentales asociados a esta fea costumbre. Por supuesto, un esmalte dañado se puede tratar. Igual que la inflamación de las encías. Pero ¿por qué gastar en tratamientos que puedes evitar? Y, sobre todo, ¿por qué arriesgarte a desarrollar otras dolencias más graves?

DESCUBRE LAS OPINIONES DE NUESTROS PACIENTES

Si tienes cualquier duda y necesitas información sobre tratamientos de dentales, en Clínica Dental Cubdens en Barcelona estamos a tu servicio para asesorarte. Nuestro equipo de profesionales te atenderá en la clínica dental de Francesc Macià o Via Julia.  Contáctanos sin compromiso.

Rate this post